martes, 28 de junio de 2016

Pensar es moverse (y/o crearse) [catarata de ideas]

¿Cuántos pensamientos de distancia hay entre nosotros?

Si pensamos en lo mismo, ¿cuenta como encuentro?

Los pensamientos son desplazamientos; son otros pares de brazos que también abrazan. Extensiones proyectadas que crean enlaces en un vaivén constante, momento a momento, en lapsos así: más chiquitos que un segundo.
Moverse es desplazar el cuerpo material, pensar es desplazar el cuerpo inmaterial. Entre ambos cuerpos, descansa un paréntesis eterno, una distancia que no dista por no poder ser medida... una especie de espacio sin materia.
Si elijo un pensamiento, elijo un universo posible entre agujeros negros.
Elegir implica siempre no elegir; acción y reflejo nunca se separan. Hacer algo implica no hacer otras cosas. Pensar algo implica no pensar otras cosas... Y si mirás bien, hay más "no" que "si": si elijo uno, no elijo infinito-menos-uno.

¿Que pasará con la elección que hace de agua entre ambos cuerpos-continentes? ¿Qué tan profunda es?


Si me muevo entre infinitos espacios, ¿Dónde caberá la ansiedad? ¿Existiría tal palabra?

Un cuerpo que sólo danza sin buscar evitar la caída recorre el camino paralelo a la mente que sólo se desplaza expansivamente sin buscar evitar el error.
En el medio de la caída esta la danza.
 En el medio del error esta la expansión.


Así como se elonga el cuerpo y todas sus atomizaciones, encajes y músculos, ¿se podrán elongar los pensamientos con toda su complejidad e infinita latitud?

Conciencia del cuerpo para aprender a escoger cómo materializamos y en qué fluctuación desaparecer. Conciencia de "lo inmaterial" para comprender que también podemos ser infinitos y atemporales.
Aprender en cada disparo a hacernos infinito, para ser finitos e infinitos a la vez: Finitos por definición, infinitos por decisión. Empoderarnos de la energía que mueve nuestro cielo interno.
Tomar todos los caminos mientras "no tomamos" ninguno. Anonimarse. Animarse a ser anónimo.
Ser anónimo es elegir todo mientras se elije nada; una aparente contradicción que escapa al sentido... Metáfora que se desdobla en forma de ocho acostado. Metáfora que somos cuando hablamos sin palabras.
Cuando hablamos, ¿le decimos a lo coetáneo de qué se trata su existencia o dejamos que él nos cuente un poco de sí mismo?

Intento constante y voluntario en el que uno no le dice al momento lo que es sin antes escuchar qué es lo que el momento habla (mientras aparenta esconderse tras imágenes y luces parpadeantes).
Y si el momento nos dice que es ilimitado, ¿tendremos miedo? Tendremos miedo: cualquier pájaro tiene miedo de aprender a volar.


Si no se cómo hacer algo, ¿qué hago? Lo hago.

No salvarse en lo salvaje del propio precipicio.
Ser anfibios en multiversos que se enredan frente a nosotros, tejiendo y destejiendo perfección.
No asomarse a pagar en vigilia lo que en sueños uno se niega.
Descolonizar todos nuestros "propios" cuerpos: la libertad no es un río, es el agua y su caudal. (¿a quién le pertenece el agua? Pensalo...)
Higienizar la mirada y dejar de saber para poder ver; para moverse.


Ir sin cuerpo y sin palabras a enraizarse en cada átomo.


Fundar un suelo ahí, donde podés moverte. Fundarte tu país por partes hasta que toda la extensión sea tu propio suelo, tu propio sueño.


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