martes, 5 de enero de 2021

impotente

 me encuentro, desacatado, entre el límite que me empuja de donde estoy

y el borde que me aprieta


creo en la certeza de la carne

de lo propio, lo que no tiene la niebla del mundo de afuera


pero el afuera

qué convincente


escribo con rabia, con los huesos

trato de hacerle el flequillo a mis ideas

y se me escapa la tijera


yo las recorto, las ideas me queman


me quedé con eso dando vueltas, lo de serse fiel

que serse fiel es el éxito

y me hace ruido, y ese ruido me gusta


rondo entre la nostalgia de ser un bicho sensible,

y la certeza de la penetración sentida 

entre teorías de stevia que me cuentan las voces

y la potencia de la materia toda


la pregunta, dejándome de joder un poco: cómo hacer que la potencia no excluya lo delicado

viernes, 20 de noviembre de 2020


es importante volver a mí 

volver al descontrol que soy

saciarme de caos de cuando en cuando

dejar de contener los pasos

los espasmos 

como estornudos que no salen

y hacen nido en las ideas


permitirme cierta oscuridad, cuando los días se acumulen

cuando las horas valgan menos

y pesen más entre los hombros

días que se vuelven contractura


pero no una oscuridad pasiva, sino activa

oscuridad activa

fundamentalismo de la pulsión 

sombra en movimiento 


agitar el avispero:

detrás del telón 

un suspiro crece

la tierra se quiebra

rapidez y

foco

lo emergente sólo dura un espasmo

y ese espasmo dura, a veces, 

semanas enteras


la sombra deja huella

lunes, 10 de agosto de 2020

pagá atención (o pay attention)

hay días en los que hace silencio

días en los que llego a escuchar el sonido del agua cayendo entre los huecos del mate

días en los que aprecio esos interines en los que dejan de pasar autos por la calle

obvio: empecé a escribir esto y alguien prendió una amoladora

así funciona la atención

¿pasará lo mismo cuando escribimos sobre la felicidad? ¿sobre esos momentos de "plenitud"?

=

me encuentro con textos por la mitad, y vuelvo a ellos como quien ya se ha ido, de la única forma que se puede volver, que es yéndose

quedándote o yéndote, canta el flaco: siguiendo o volviendo, sería otra manera de sentirlo

quien sigue, quien permanece en aquello, también permanece en sí mismx, en esa forma de mirar el mundo que pertenece a quien está siendo y no puede dejar de ser de una misma manera

pero volver es una acción que le pertenece a quien es Otre, a aquel/la que yéndose se convierte, porque irse es quitarse del medio, es desposeerse, una substracción que desarticula a aquello que supo permanecer

irse, tal vez, sea la única forma de alterarse 

Me acuerdo de Julio:

"Hay quien ha sostenido que la rehabilitación sólo es posible alterándose, pero olvidó que toda recaída es una desalteración, una vuelta al barro de la culpa.

En efecto, somos lo más que somos porque nos alteramos, salimos del barro en busca de la felicidad y la conciencia y los pies limpios..."

=

¿será ese silencio intermediario, entre el mate y los autos, una alteración o una recaída?

por un momento, pienso que la recaída fue el ruido de la amoladora, pero ¿por qué ir a ese lugar común tan predefinido?

asociar la recaída a lo negativo, deja implícito el dominio de lo alto sobre lo bajo, de lo de arriba con lo de abajo, pero si lo veo a gran escala fue la amoladora la que hizo de alteración, y la recaída era ese aparente silencio entre una cosa y otra

me voy de lo perceptivo, a lo vincular, a lo metafórico, y vuelvo. Siempre vuelvo.

me hubiera gustado quedarme apreciando aquel silencio, pero hubiera escrito solamente sobre el silencio, y no sobre su ausencia

sería el mismo

pero la ausencia me hace Otro

viernes, 10 de julio de 2020

anoche

Guardé tu cepillo de dientes.
Aunque estuviera en el ambiente más chico de mi casa, en la intimidad más mía, donde me saco el día de encima y me desnudo casi a diario; ocupaba mucho espacio. Ahí hace más frío en invierno, pero me da más frío si no lo saco de mi vista. Ahí me saco selfies en el inodoro y logro con una pinza que mis cejas se separen, intimidades de estos tiempos, pero el estaba inmolado, petrificado, y me miraba tanto.
 
Qué dificil es sacarlos cuando se encarnan:
los pelos
los cepillos
los amores
las palabras.
Es que ya me intimidaba. No puedo ir al baño si me están mirando.

No tengo fotos nuestras en la casa, tu ropa la dejé a un costado. Tu lado de la cama está bien planchado y no se arruga hace bastante. Todavía me quedan nuestras canciones, que cada tanto canto. Los recuerdos están más lustrados que nunca, no se cómo es que el tiempo nos hace mentir tanto. Bueno, lo de las canciones era mentira, en realidad casi nunca las canto y trato de no hacerlo; me aprendí unas nuevas con acordes bien jodidos para que la cabeza se entretenga. Es como un alplax, pero casero. Un placebo, si lo pienso un poco.
Pero el cepillo... el cepillo es un contrato. 
Hay una ética implícita en cada cepillo que se deja en una casa ajena. El cepillo es un reloj; o más bien es lo que puso en marcha al tiempo, y también lo que lo detiene. Se cicatriza en el medio de un momento de certeza, de esos momentos que no abundan en la vida, por eso se vuelve cosa del más allá, porque queda envuelto como en un halo de misticismo pedorro medio ilógico (porque, qué tiene que ver lo místico con los dientes y los baños? bueno, para mí mucho).
No sé, me costó mucho sacarlo. Mirá que en general la moral me pesa liviano.
Me acuerdo el día que lo dejaste.
No se para qué desenterré esto ahora. Hasta la semana que viene no tengo terapia.
Tengo los bolsillos llenos de acordes jodidos, de placebo y recuerdos bien lustrados, pero ahora, con tan poco lugar adentro no puedo tener el espacio más chico de la casa tan ocupado.
No es nada en contra tuyo, creo que lo tenés claro, pero ese pedacito de plástico me está ocupando el recuerdo. Y quiero que haga silencio, por eso lo guardo.
Pero aunque lo guarde, te sigo escribiendo. Las palabras no sé guardarmelas tanto.

virtual anudado

se me ha corrompido la realidad
tengo una pantalla metida en el cerebro
como un ideal, se me cuela y desajusta
para no ver lo que no me gusta

-pero, entonces, ¿hay realidad que no sea desajuste?-

siempre angustiado en el fondo
como forma de catarsis inmanente
una angustia que refleja resistencia a inmolarme
en la imagen pincelada
por esas trenzas de pixel y caracteres
de bits y normas

un candombe de ideales hacinados
por la angustia, que es de todes
por no poder abrazarnos

viernes, 19 de junio de 2020

etimologías

doce pestañas abiertas en el explorador
buscando, encontrando algo en apariencia. 
rebuscándome
refunfuñando de tanta búsqueda
desencontrándome en palabras, en texto ajeno, en alteridad
y de golpe, reírme
ir cantando con las palabras que me voy cruzando en la calle
y jugar sin regla
encontrarme con el sinsentido que soy
que cuanto más busco tenerlo, más me enriedo


pensando 
en todo ese significado detrás del significado que pretendo leer
todo ese revés del revés del reverso
recontradictorio
que me deja adicto
a-dicto, no dicho
y busco -obviamente- en internet, su etimología
y a viene del griego, pero dictus del latín
entonces, sería mas bien “ad-dictus”
“para decir”, dice un tal Roberto en internet


me deja adicto, entonces
me deja “para decir”, 
o algo por decir: todavía no dicho
(me hace sentido también, porque cuando quedo pegado a la búsqueda, no digo)
me obligo a encontrar algo y no despego de ese engranaje
quedo agobiado
-etimología-
agobiado, ad-gibbus, asociado a la joroba: jorobado
y en criollo, alguien jorobado es alguien jodido
y quien joroba es quien molesta
quedo, entonces, molesto.


me jorobo con mi adicción a la búsqueda de sentido
y a todo esto: no sé si pretendo ser canal de algo omnisciente 
como dios, como la energía universal y tal
o sí
accedo a eso si dios no tiene sentido
accedo a eso si la cosa simplemente fluye, y nosotros la observamos
pero no creo en una gran inteligencia que juega a nuestro favor
no hay favor o desprecio en la inteligencia superior
somos todos lo mismo: parte de aquella
y no tenemos sentido, ni aquella lo tiene
fluye, recorre, esparce, exclama

dios es un signo de exclamación abierto

miércoles, 15 de abril de 2020

desde cuando?
hace cuanto?
escribo para no olvidarme o para recordar?
cualquiera de las dos es fantasía
no hay recuerdo de lo que queda pegado entre los poros
y así, cada vez, lo olvidamos.

lo inédito
lo intempestivo
como ese canto fuera de serie
ese llanto acorralado para que no lo escuchen
como tiembla el cuerpo
cuando tiene miedo

quién soy no es la pregunta
sino cómo ir siendo
esto que ya era

romper el cascarón de saturno
quebrarme en soledades
romper mi tiempo
quejarme de lo poco y de lo mucho

el tiempo