No se animó, no besó.
Apenas se movió, no bailó.
No le gritó que se quedara.
No abrazó a papá.
A mamá le corrió la cara.
No perdonó.
Amó. No se la jugó.
No le dijo que el quería. Mucho menos que la quería.
Nunca contó qué era lo que quería.
Nunca se habló a sí mismo.
No dijo que si, tampoco dijo que no.
Cuando lloró, no supo que hacer.
Nunca tembló.
Su suelo ya tenía la huella de sus pies. Nunca la cambió ni intentó correrse de ahí. Su huella era su certeza y no viajó...
Se quedó en casa y cuando el cigarrillo le quemó los dedos una idea lo cabeceó de lleno, y una vibración distinta lo recorrió y lo levantó en explosión. Como el vapor levanta la tapa de la olla, así: sin control.
Nunca había caminado tan firme. Abrió la puerta y corrió. Nunca había llovido tan fuerte. Nunca había corrido tan rápido. Nunca había salido sin abrigo un día como ese.
Abajo de los paraguas los juicios se escurrįan por las miradas. Nunca se había dado cuenta que estaban. Sonrió. Nunca había sonreído bajo el agua. Nunca había sonreído mientras los juicios lo miraban. Nunca habia tenido tan poco frío en plena lluvia de invierno. Nunca saboreó así la lluvia que ahora se sentía salada.
La casa estaba a varias cuadras, cuadras que nunca había recorrido tan rápido. Estaba todo igual y tan distinto: estaba el timbre, la ansiedad, el primer temblor, la voz como campana de toda belleza, y estaba también asomado el pelo, la frente, los ojos, los ojos (nunca se habia hipnotizado así), los ojos cambiando de forma por los dientes que se asomaban, dientes que cambiaban y agrandaban toda su hermosura. Nunca pensó que podía ser más linda.
Nunca había sentido eso. Nunca. Nunca vio realmente esos ojos.
Pensó, en cuestión de segundos pensó qué gran paradoja que nos cueste tanto ir adonde sabemos que nos vamos a encontrar. Qué especie rara de gravedad forzada esta levedad de existir.
Nunca dejó a una idea descansar tan rápido.
Nunca había soltado una idea porque sí. Nunca había devuelto una idea en un sobre que llevaba escrito 'gracias'.
El beso te lo podrás imaginar.
La magia del beso es imaginar.
Nunca llovieron tan fuerte sus ojos.
[fecha original: 06.09.2016]
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