martes, 15 de noviembre de 2016

cipsela


Que existe ese cuarto, existe.
Que en el cuarto hay muchas puertas, las hay.
Que entre las puertas se cuela la luz, se cuela.

Y que la luz no viene de afuera ni de adentro,
que la luz es espejo de las puertas,
y el reflejo no se acuerda de sitios ni de espacios
de afueras ni de adentros.

Que la luz no se gasta ni se rompe,
y uno mismo es la puerta que se abre,
que al abrir se te inyectan luces de olores, texturas tras sabores, pinturas de todos los sonidos que rebalsan de colores y calores.

Y que parece que hay colores para ver con otros ojos:
ojos de nariz, ojos en la oreja,
ojos en las manos y entre los pelos,
ojos bajo los pies, sobre la tierra,
entre las uñas y la mugre,
un montón de ojos en la lengua y ojitos en los dientes que tienen manos chusmeando sabores, besos, ruidos.

¿dónde termina un sentido y empieza el otro? 


¿donde termina un sentido, 
empieza el otro? 
¿cual de todos? 
¿cuántos hay?


Si hay espacios donde hasta el agua y el aceite se mezclan
si hay momentos en que el silencio se cose al olor de un jazmín;
otros en que el mismo olor viene pegado a un recuerdo;
y a veces un sabor agrio nos trae melodías dulces;
o si existen a destiempo tactos con sabor irrepetible;
si existe todo eso,
¿no puedo yo fundirme en los recovecos del cuarto, con sus luces y sombras?
¿qué pasa si mezclo sabor a canela con fa sostenido?
¿qué pasa si al latido del corazón le pongo olor a caramelo?

¿no se siente rico condimentar los sentidos para colmarnos?
(¿y los sinsentidos, no se condimentan jugando?)

Me parece un lógico sinsentido que lo inalcanzable muchas veces es lo que esta al alcance de la mano.
Mientras los que repiten dicen que hay cosas que están "entre las narices"
¿qué pasa si me fijo qué tengo hoy entre las narices?

Crearme ángulos para ver y mezclarme con la puerta, con la luz, con el cuarto y con la sombra. Crearme cuerpos sin borde y recovecos para dejar de ser ese yo que ya conozco y pasar a ser otra cosa,

un panadero
o un soplo    
de diente de león      

que escucha al aire

se abre al aire    
se vuelve viento      

y empuja al panadero

que ya es "otro"   

y mueve la semilla 

para otro lado    

para otro cuerpo.